Mesón Mazonovo (Taramundi)

2 horas nos separaban desde que salimos de Oviedo, levantarse bien temprano y mover las piernas durante una ruta impresionante de ida y vuelta de 3 horas hacia su cascada, allí disfrutamos de las increíbles vistas de riachuelos y unos antiquísimos molinos por los que parece no haber pasado el tiempo… solo naturaleza. Taramundi es precioso y todo lo que le rodea: rutas, molinos antiquísimos, casas, ambiente…lo tiene todo.
Hambrientos y sedientos, nos vamos a un restaurante muy peculiar y acogedor. Nos sentamos a tomar unas cervecillas en sus mesas de afuera mientras escuchas el recorrido del agua de los antiguos molinos…una pasada. Mesón Mazanovo.
Este mesón tiene la costumbre que cada vez que te pides una bebida te la acompañan con unos de sus pintxos. Así que al pedirnos un par de cervezas Mahou venían con un jugoso pintxo de tortilla de Cabrales y un pitxo de chorizo picante.
Pasamos al comedor y vamos preparando al estómago para elegir lo más rico de la carta. Nos atiende el dueño, un simpático muchacho al que le encanta su oficio, disfruta aconsejando cada plato que se elabora en su cocina. Su carta no es muy extensa pero es más que acertada en los platos que ofrece.
Empezamos con un vino blanco seco, Cepas del Bierzo de Bodegas Cepas del Bierzo.
Un vino que hay que comer bien para que no se te suba!!
Cómo era de esperar, estando por la sierra no pegaba otra cosa que una buena fabada asturiana. Un plato bien servido, bien condimentado y bien grasiento. Una auténtica maravilla.
Por estas zonas lo más típico son las truchas, que se pescan en el mismo rio que veíamos por la ventana, así que no hay nada más que decir…Truchas fritas a la mesa y a zampar!!
Un plato de truchas muy bien fritas con patatas caseras, bacon frito y pimientos asados. Un sabor único.
De postre un buen digestivo y un buen café para levantarnos, vaya ‘jartón’ de comer.

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De camino a Oviedo y ya terminando nuestra ruta por Taramundi, fuimos a visitar el Conjunto etnográfico ‘Os Teixois’. Allí nos encontramos con lo que nos parecía que hubiera sido una antigua aldea, tiene una zona de antiguos molinos tambien. Una zona preciosa… y aprovechando las vistas nos tomamos otro cafelito, un té y un trozo de tarta de queso riquísimo. Buen final para acabar el día.

En Mazanovo tuvimos un gran servicio con un camarero super simpático, un precio muy bueno y ambiente genial en mitad de la naturaleza. Mereció la pena hacer 2 horas de viaje para encontrarnos lugares como estos.

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