Zarabanda’s (Sevilla)

Muy cerca del barrio de la Alameda, ese barrio desenfadado con ambiente hippie y cada vez más sibarita, tuvimos la suerte de encontramos con un restaurante un poco escondido y muy cerca también de la Pza. del Duque, Zarabanda’s.
Su ambiente acogedor, su coqueta decoración y su hilo musical al más estilo de los 80’s y 90’s, hace que los nostálgicos como nosotros nos sintiésemos muy cómodos.
Lo primero en nuestras cenas es elegir un bien vino calidad/precio. Este restaurante tiene una variedad curiosa y nos decantamos por un exquisito vino de bodegas Matamangos, Matamangos. Una DO, Almansa, que aun no habíamos probado.
Un vino directo, lleno de frutas, flores y regaliz que acompañó a la perfección a los platos que íbamos a tomar.

Cuenta con una carta espectacular y con recetas elaboradas. De primero nos pedimos un risotto negro, un cremoso plato con aromas a queso ahumado y adornado con una deliciosa pata de pulpo tierna y jugosa, todo perfectamente armonizado con una fina mousse de mango.
La mezcla era explosiva, los diferentes matices de este plato lo hacen muy peculiar, ya que el resultado es verdaderamente sorprendente.
De segundo nos arriesgamos a pedir un pastel de puerros, es cierto que no a todo el mundo le sale bueno. Un suave pastel con finas capas entrelazadas con deliciosa mantequilla holandesa. Bocados tiernos y muy jugosos.
Para nuestro siguiente plato, nos dejamos aconsejar por el camarero, ya que nos comentó que era uno de sus platos estrella, panceta confitada. Te imaginas un plato con mucha grasa, pero nada mas lejos de cómo aquí el chef le da la vuelta a esta receta.
Una panceta cubierta con piel crujiente, carne jugosa y con finas capas de grasa que parecían mantequilla, se asociaba a las mil maravillas con la base de cremoso de ajo con un intenso aroma a tomillo.
Estos platos incitaban a seguir probando esta maravilla de cocina, así que continuamos con un clásico SteakTartar de buey. Tierno solomillo de buey bien macerado con un jugoso aliño, adornado con virutas de helado y acompañado de pan de pasas.
Un estupendo contraste entre lo dulce y lo salado, bocados apetitosos.
Para finalizar esta maravillosa velada, en nuestra mesa no puede faltar un dulce, así que terminamos con una tarta de naranja. Un delicioso bizcocho de naranja amarga cubierto de una fina capa de chocolate amargo.
Para nosotros es complicado recomendar un plato en especial de los que probamos, ya que todos estaban realmente buenos. Sin duda para nosotros, el plato que brillaba por sí mismo es el risotto negro, una delicatessen para nuestros paladares.
Un servicio correcto y profesional, ambiente tranquilo. Si os queréis pegar un homenaje sin pensar en el bolsillo éste es vuestro sitio, la calidad de estos platos lo merece.
Buen Provecho!!

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