Llámame Lola (Úbeda)
Finalizamos nuestra visita a Cazorla de camino a Baeza y nos paramos en Úbeda. Una ciudad conocida por ser la capital del Renacimiento andaluz. Dando un paseo por el casco antiguo pudimos observar un espléndido legado monumental formado por iglesias, palacios y casas nobiliarias.
Llegó la hora de almorzar y aquí en Úbeda hay infinidad de bares para tapear y grandes sitios para comer de lujo.
Andando por la Judería, la parte que más nos gustó, encontramos este bar, Llámame Lola, tenía muy buena pinta, hacía buen tiempo y se podía disfrutar de sus veladores con muy buenas vistas.
Estando en Jaén…¿Cómo no probar un vino de la región? Después de comentar con el camarero que nos aconsejara algún vino de la zona, nos decantamos por CampoAmeno de Bodegas CampoAmeno.
Un vino 100% Syrah con un color rojo picota, aromas a frutas maduras con notas florales. Estaba muy bueno y a muy buen precio.
Aquí es costumbre tener un detalle con el cliente tras pedirte una bebida, después de pedir nuestra botella de vino nos sirvieron una tapita de bacalao frito con pisto. Un bacalao perfectamente desalado en su punto de sal y con una base de pisto casero.
Otro entrante que nos pusieron fue una tapita de tosta de paté de jamón de york con filete de lomo adobado y un chorreón de aceite por encima.
Entrando en el mundo de la croqueta y antes de pedir la especialidad de la casa, cada bar elaboran este manjar a su manera y nos pedimos un variado de croquetas.
Estaban de muerte y probamos una de queso cremoso y mermelada de tomate, otra de rabo de toro y la última de bacalao con pimiento del piquillo. 3 delicatesen con una bechamel muy cremosa que nos hizo salivar.
La moda actual en la cocina si te pides un plato de pulpo es presentarte una pata a la barbacoa o a la plancha y tú mismo te lo troceas. Pues bien, aquí nos pedimos su especialidad, pulpo a la brasa.
Un pulpito entero en el que el camarero se toma la molestia de troceártelo antes de que le puedas meter mano, sobre estrellas de patatas con lascas de sal y pimentón de la vera.
Un pulpo tierno con un potente sabor a pimentón y un buen chorreón de aceite de oliva. Normal que este plato sea la especialidad, vaya abuso de sabor y de calidad. No hemos probado un pulpo igual. Sencillamente exquisito.
Quedamos casi llenos pero no es un almuerzo SudiGastro sino se termina con un dulce. De sus postres pedimos la tarta de caramelo. Una buena porción de tarta con cereal de chocolate, nata, galletas y bizcocho de chocolate. Tremenda.
Tuvieron otro detalle, se apiadaron de nosotros y nos pusieron un digestivo. Unos chupitos de vino dulce que nos sentó de lujo. Excelencia en estado puro.
Tuvimos un servicio exquisito con el camarero siempre atentos a nosotros, las raciones eran más que considerables y la calidad de los platos exquisitas. Nos encantó descubrir este bar, ya que la calidad / precio es muy razonable.
Sin duda, en la próxima visita a esta ciudad volveremos a disfrutar de esta maravillosa cocina. Se convierte en nuestro restaurante favorito.